Carpe Diem

Aunque se ha hecho de rogar, parece que, finalmente, el frío comienza a hacer acto de presencia en el territorio español. A día de hoy, ya podemos decir: "Winter is coming". Y es que la mítica frase de la Casa Stark de la conocida ficción "Juego de Tronos" -traducida como "Se acerca el invierno"- ahora no puede ser más cierta. Atrás quedaron aquellos calurosos días veraniegos. Los puestos de granizados y helados cierras sus puertas, dando paso a los pequeños comercios de castañas. Así es: ahora es el turno de alegrar a nuestros estómagos con los productos de las famosas castañeras. 

Fuente: www.abc.es

En Madrid, los puestos saltan a las aceras, a la vez que las primeras fachadas comienzan a adornarse de souvenires navideños. Parece que cada día somos más impacientes y nos preocupamos más de lo que nos deparará el futuro que de admirar y disfrutar de nuestro presente. Centrémonos ahora en contemplar las numerosas maravillas que nos ofrece la estación otoñal. Las hojas abandonan las ramas de los árboles caducos, a la vez que se tiñen de tonos anaranjados. Y, como ya comentaba anteriormente, las míticas castañeras invaden las calles de la capital. Un delicioso olor a castañas asadas hace disparar la alarma de mi sentido del olfato. Me dirijo a la Puerta del Sol, lugar donde he quedado con unos amigos. Entonces, ese penetrador aroma hace que me detenga en seco. Observo a mi alrededor y, a apenas unos metros frente a mí, diviso un pequeño -pero coqueto- puesto de venta de castañas, regentado por una sonriente señora. Miro mi reloj de pulsera y descubro que todavía faltan cinco minutos para que den las seis de la tarde. Entonces, sin pensarlo alcanzo mi cartera, dispuesta a degustar semejante manjar. Y no será la última vez que lo haga. Siempre que la economía y la capacidad de mi estómago me lo permiten, no desaprovecho la oportunidad de probar estos exquisitos frutos.

Aunque el verano se ha alargado más de lo debido y nos encontramos ante un otoño tardío, las frías temperaturas empiezan a susurrarnos que debemos sacar los abrigos de nuestros armarios. Disfrutemos, ahora, de este periodo otoñal, mientras paseamos por las concurridas calles madrileñas, deseosos de toparnos con alguna castañera. El tiempo pasa sin anunciar su prisa y, antes de que seamos conscientes de ello, el invierno llegará. Y los meses pasarán dejando atrás numerosos recuerdos, pero construyendo nuevos y mágicos momentos.

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