Lo malo sube; lo bueno baja

Sube el precio del agua, sube la luz, sube el gas, suben los salarios... ¡ah, no, que eso no sube! Y ya no es solo que no suba es que, encima, bajan.

Llega el invierno. ¡No son listos, ni nada! La gente se mete en casa, empieza a hacer frío y, claro, encienden la calefacción. Se cambia la hora y a las seis de la tarde ya es noche cerrada así que, a encender las luces. Se han acabado las vacaciones y ha vuelto a empezar a colegio y, con ello, las actividades extraescolares; por lo que la lavadora se pone por la tarde, cuando se llega de trabajar o cuando los niños vuelven de la escuela, para que, al día siguiente, el uniforme esté limpio. Llegas de trabajar y lo primero que apetece es una ducha bien calentita para despejarse...

Claro, son muy listos. El precio de todos estos consumos aumenta a medida que avanza el día y, de esta manera, alcanzan su máximo por las tardes. Está llegando el invierno y, eso, las empresas lo saben.

Sin embargo, los salarios no suben, como tampoco lo hacen las pensiones. Y pretenden que los ciudadanos puedan hacer frente al pago de los recibos. Obviamente, no es posible.

De todas maneras, vamos a remontarnos unos cuantos años atrás: Mariano Rajoy era el líder de la oposición y una de sus quejas más sonadas tenía que ver, precisamente, con el precio tan elevado que había que pagar por estos servicios; su propuesta y promesa era que, si él era elegido Presidente del Gobierno de España, ese coste se iba a reducir.
Año 2017. Rajoy es Presidente del Gobierno de España. El precio de la luz aumenta. ¿Y la promesa? Ah, claro. Es que Mariano se comprometió cuando él tenía que hacer frente al pago de esos recibos. Ahora, como lo pagamos el resto de españoles... ¡qué más da que suba un 5, 10 ó 50 por ciento el precio a pagar?

Pero bueno, ya deberíamos estar acostumbrados. España es país en el que lo malo sube y lo bueno baja. Siempre a favor de los mismos.

Fuente: El economista

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