Mi hermano me preguntaba el otro día que de qué le servía estudiar toda la historia de España si, total, ahora todo está en Internet. Como se suele decir en estos casos, mi respuesta fue que es cultura general y, como tal, debe saberlo sin necesidad de tener que consultar la web. Pero claro es que, en el fondo, quizás tenga razón.
"¿Para qué quiero saber en qué año se casaron Isabel y Fernando, los Reyes Católicos?, ¿Y en qué año se construyó la Alhambra? De verdad, para qué. -me decía enfadado.
Yo ya no sabía qué responderle. Es cierto que pienso que hay ciertos datos que es importante conocer: el descubrimiento de América, la Guerra Civil Española, las Guerras Mundiales... Pero otras... Tiene razón, ¿para qué?
De todas maneras, esta falta de interés por la historia (como por cualquier otra asignatura de memorizar) no viene por desgana de los alumnos ni, en general, por la de los profesores. En realidad, el epicentro de la culpa se encuentra en el sistema educativo por el que España se rige desde hace años.
Estudiamos para aprobar, no para aprender.
Esta es la máxima de todos, o casi todos, los alumnos de hoy en día. Me incluyo. Da igual el curso que estés estudiando: primaria, secundaria, bachillerato, grados de formación profesional o estudios universitarios. Da igual a lo que te dediques. Siempre estudiarás para aprobar y, si además aprendes algo, pues eso que te llevas, ¿no?
Es cierto que, a medida que avanzas en los cursos de estudio, puedes elegir qué asignaturas quieres o no cursar. Sí, pero al final te van a poner un examen en el que una persona va a valorar cuánto has sido capaz de memorizar.
Creo que nunca me he encontrado con un profesor al que no le importe la nota de un examen sino si, de verdad, has aprendido y te ha gustado la materia. ¿Vosotros?
Mi hermano está ahora estudiando segundo de bachillerato. Creo que es uno de los cursos más difíciles por los que yo he pasado y, sinceramente, yo también pensaba lo mismo. Es, sobre todo, en ese curso donde más claro queda el propósito de la educación española: Memoriza y vomita todo lo que puedas. Y es que, gracias a este genial método, yo ya no me acuerdo, siquiera, de lo que estudié el verano pasado para los exámenes finales.
Y así nos va.
Fuente: antropologoprincipiante |
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