"Don Quijote de la Mancha", aparece grabado en una de mis cubiertas. Tantas páginas me forman... Sí, quizás peso un poco más de lo normal, pero, creedme, tampoco es sencillo para mí cargar con 1200 hojas. De todas maneras, no creo que sea un motivo para reemplazarme. No me comparéis, no es lo mismo oler mis páginas que pasar las de uno de esos cacharros de luz que ahora usáis para leer.
Si mi querido Miguel de Cervantes levantara la cabeza... Justo cuando acaban de cumplirse cuatrocientos años de su muerte. ¡Madre mía! Si él viera en lo que se ha convertido la lectura y lo poco que leen los jóvenes de ahora.
Mis páginas, todas ellas, una a una, cuentan cómo el hidalgo más famoso de la historia consigue hacer lo que todos desean: escapar de la realidad. Y, sí, es cierto que puede ser más cómodo leer sin cargar conmigo, pero apuesto a que no se siente lo mismo. Es imposible que un aparato transmita lo mismo que transmito yo, que he pasado por tantas manos y conozco tantas vidas.
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